La vuelta de la semifinal se juega en San Pablo. Almirón tiene el 11, y Fluminense espera en la final
El tiempo dirá si hizo bien Boca en adelantar su viaje a San Pablo para llegar un día antes, asentarse y entrenar en la ciudad en la que jugará la semifinal de la Copa Libertadores este jueves, ante Palmeiras.
Lo cierto, en estas horas, es que la decisión parece haber calmado los ánimos del golpe que significó la derrota en el superclásico del último domingo. Y en la víspera del choque que puede ponerlo frente a lograr su máximo anhelo, el equipo ya está listo para salir a la cancha.
El miércoles azul y oro fue un largo día que empezó antes de las 9 de la mañana, cuando el plantel terminó de desayunar y partió rumbo al predio que Corinthians tiene cerca de la zona del hotel. Allí, se abrió paso entre algunos hinchas del Timao que se acercaron a charlar un rato con sus jugadores luego de ser eliminados de la Copa Sudamericana la noche anterior.
Ese detalle tal vez haya concientizado a los jugadores xeneizes en cuanto a que las presiones extremas en Brasil tienen mucho que ver con lo que suelen vivir ellos en momentos complicados. Incluso, yendo un poco más allá, no está muy lejos de ser un escenario posible para Palmeiras si es que el local no gana su llave.
¿En la otra vereda?, espera el «Flu».
Fluminense ya es finalista. El Inter del Chacho Coudet estaba cerca de ser finalista por el gol de Gabriel Mercado, pero el Flu no se rindió y lo dio vuelta en Porto Alegre. Otro argentino, Germán Cano, clavó el 2-1 definitivo.